El Ciclocross es una modalidad del ciclismo espectacular, pero que por su naturaleza se practica en el invierno y por ende desde Latinoamérica y su trópico la observamos desde la distancia o al menos así había sido hasta el momento.
«Mi madre y mi padre, durante las carreras, nos animan en español y eso es algo que se sale de la norma respecto al resto de personas en Bélgica o Países Bajos, pero ahora la gente ya nos conoce y saben cómo somos. Ya es como si fuéramos uno de ellos, con la única diferencia que hablamos otro idioma y somos de otro color”. Las palabras pertenecen a Ceylin del Carmen Alvarado, dominicana de nacimiento, aunque posee la nacionalidad holandesa.
Ceylin llegó a Holanda cuando tenía cinco años, ambos padres son dominicanos y establecieron raíces en el país de los tulipanes y una de las naciones donde más arraigado está el ciclismo y también el Ciclocross, allí se formó y ahora es una de las figuras más relevantes del deporte, terminó tercera en el europeo y acaba de ganar la última prueba de la especialidad.
«Me siento un 80% dominicana y un 20% neerlandesa porque vivo aquí toda mi vida”. confiesa alguien que además es reconocida no solo por el idioma o por el color, pues quizás el aspecto que más destaca de ella, además de su talento sobre la bicicleta es su sonrisa eterna.
«En el deporte es muy importante tener esa felicidad. Si no tuviera ese gozo, todo sería mucho más duro y difícil soportar la presión y poder con todas las cosas que se te cruzan en el camino”.
La pregunta que se nos viene a la mente ¿qué importa más la genética o el entorno? Ceylin sin temor a equivocarnos no fuera figura del Ciclocross de haber crecido en su país natal, pero sin el talento en su sangre tampoco lo hubiera sido, no por el hecho de haber nacido en Holanda, Bélgica o Italia te haces bueno en el ciclismo.
¿Tendremos en el futuro algún colombiano brillando el Ciclocross también? Si el talento se junta con la organización no hay barreras que se opongan.