Todos disfrutamos del ciclista que gana, el que acapara los flashes y da grandes exhibiciones, todo eso lo logró Chris Froome, pero esta temporada vimos una cara distinta de él, descolgado y ayudando con lo que podía a su líder.
No fue un gregario espectacular y de no tener el curriculum que tiene, ni siquiera la gente estaría hablando de él. Muchos en el pelotón internacional hacen lo mismo y de forma más eficiente, ejemplos en el Jumbo-Visma no faltan, por solo mencionar un equipo. No obstante no es esa la razón que hace de «Froomey» un ciclista distinto, es el carácter del británico.
Con contrato asegurado para el 2021, no tenía necesidad de buscar caramañolas ni de ponerle el pecho a la brisa. Con su palmarés, ha podido optar como otros líderes (que han ganado mucho menos que el nacido en Kenia) por abandonar la carrera y pensar en la próxima temporada. Froome respetó a sus compañeros de equipo, al staff, a la carrera. Entregó el ciento por ciento de su capacidad actual, mostrando un profundo respeto por el ciclismo, sin hablar del profesionalismo que siempre ha dejado latente.
¿Qué podemos esperar de Froome en el Israel Start-Up Nation? Los destellos de calidad que dejó en la Vuelta, invitan a creer que sus números mejorarán en el futuro ¿para ganar? Eso se verá en carrera, lo importante para la escuadra israelí -que ha ido reforzándose en todas sus líneas- es que tendrán un ciclista que aportará donde le toque hacerlo, aunque todos esperamos ver su mejor versión midiendo fuerzas con el nuevo talento en un 2021 que se antoja de grandes duelos.