La carrera más importante del mundo no se permite a si misma cometer errores en los resultados y para ello cuentan con los equipos más precisos para determinar el orden de llegada de cada etapa.
En una época de ganancias marginales, cuando todos los aspectos del entrenamiento y las carreras se analizan en detalle para obtener pequeñas ventajas, la tecnología en torno a las carreras debe ser capaz de realizar un seguimiento de los eventos con la misma precisión. La lectura de cada fracción de segundo, las cámaras de la línea de meta y los resultados se reducen a menos de un milímetro. El Tour de Francia está a la vanguardia y puede mostrar al ganador de una etapa con la huella de la coraza después de 200 kilómetros de recorrido.
La marca suiza Tissot es la responsable, con una experiencia en el cronometraje del ciclismo de más de cinco décadas y trabajando con la UCI desde 1995, la medición del tiempo ha evolucionado desde los tiempos del disparo de la pistola y los pulgares presionando los botones de un cronómetro.
Alain Zobrist, CEO de Tissot Timing explica la precisión con la que trabajan los equipos «Las cámaras son capaces de tomar 10,000 imágenes por segundo, lo que nos permite tener una comprensión muy clara de lo que está sucediendo en la línea de meta, hay diferencias que no son visibles a simple vista»
Rigoberto Urán tuvo una victoria de etapa en el Tour del 2017 gracias a la revisión de las cámaras. En la etapa 9 tuvo un final muy reñido con el francés Warren Barguil, de hecho el galo levanto los brazos. No obstante la tecnología determinó otra cosa.
Capturando esos 10,000 cuadros por segundo, las imágenes enviadas desde las cámaras a las computadoras mostraron que el borde exterior de la rueda delantera de Urán había pasado la línea de meta en primer lugar.
El hecho marcó una victoria, no solo para Urán sino para la tecnología de cronometraje del Tour de Francia. Nadie protestó el resultado.
«Los corredores y los equipos conocen la tecnología que empleamos, por lo que confían en nosotros»
Aún así la responsabilidad no recae en el cronometrador, sino son los comisarios de la UCI quienes determinan los resultados, de hecho el reglamento de la UCI expresa que debe ser un comisario quien maneje los equipos.
«Trabajamos mano a mano con los comisarios, que son los que validan los resultados», dice Zobrist. «Así que hay un par de ojos para asegurarse de que el resultado sea correcto. Si hay alguna pregunta, la imagen de la línea de meta está disponible pero, por lo general, los resultados son claros e indiscutibles».
Dentro de todo eso, el equipo de Tissot y la pequeña cabina donde estan las cámaras tiene un suministro de electricidad seguro e ininterrumpido obtenido de una fuente de energía que es independiente del resto de todo el aparataje en el área de llegada. ¿Qué pasa si, incluso con su propio suministro de electricidad, la cámara de la línea de meta falla?
Eso no es preocupación, no se trabaja con una cámara, sino con tres, que cuenta además con un sistema de respaldo. El plan B y el plan C ya están previstos.
El aporte humano es otro recurso que se necesita y este no es escaso, una etapa en línea normal cuenta con ocho cronometradores y la cifra se duplica en las etapas contra el cronometro. Cada cronometrador tiene su propio rol que realizan en cada etapa. Cada posición en el proceso es altamente especializada y debe realizarse de manera consistente, ‘para brindar el servicio perfecto’ a la carrera.
«Ya sea el cronometrador principal, la persona a cargo de las cámaras de la línea de meta, la que controla los transpondedores en las bicicletas o la persona que maneja el manejo de datos, todos tienen un importante deber», explica Zobrist.
La tecnología no sustituye al humano, lo complementa.